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NACIDA EN MADRID EN 1975. LA SANGRE MANCHEGA LE CORRE POR LAS VENAS . DEBIDO AL TRABAJO DE SU PADRE (EMPLEADO DE BANCA) SU INFANCIA Y ADOLESCENCIA TRANSCURRIERON DE AQUI PARA ALLÁ A TRAVÉS DE TODA LA GEOGRAFÍA ESPAÑOLA . DE SU PASO POR CEUTA, VÉLEZ-MÁLAGA, MADRID O LEÓN GUARDA MUY BUENOS RECUERDOS Y MEJORES AMIGOS . ESTUDIÓ ENFERMERÍA EN LEÓN . INGRESÓ EN LAS F.A.S EN 1999 . AFINCADA EN SAN FERNANDO DESDE ENTONCES, SU CORAZÓN ES ANDALUZ . COMO TENIENTE ENFERMERA HA TENIDO QUE DESPLAZARSE A AFGANISTAN EN DOS OCASIONES, LO QUE LE HA SERVIDO PARA VALORAR MUCHO MÁS LAS PEQUEÑAS COSAS DE LA VIDA . GRACIAS A LA INFLUENCIA DE SU MADRE, SUS MAYORES AFICIONES SON LA COCINA Y LAS MANUALIDADES. "OLIVER ABBOTT Y EL MISTERIO DE LA FÁBRICA DE CARAMELOS" ES SU PRIMERA NOVELA . LO QUE COMENZÓ COMO UN CUENTO PARA SU HIJA PEQUEÑA , ACABÓ CONVIRTIÉNDOSE EN UNA HISTORIA ENFOCADA AL PÚBLICO INFANTIL/JUVENIL . CONFIESA QUE HA PUESTO EN ELLA TODO SU CARIÑO Y ESPERA QUE ESTE PRIMER CONTACTO CON EL MUNDO DE LA LITERATURA SEA EL COMIENZO DE UNA GRAN AMISTAD.

sábado, 23 de abril de 2016

Con el permiso de Luis Coloma...Pedrito y la verdadera historia del Ratoncito Pérez.



Para celebrar el dia del libro en el cole de Noa decidieron hacer un cuentacuentos. No sabéis la alegría que me dieron cuando recibí la llamada de la "seño" Lola preguntándome si a mi me importaría ser la cuentacuentos en la clase de mi hija. No lo dudé, por supuesto, nada me haría más ilusión.
Escribí un cuento para la ocasión tomando prestado el famoso personaje ideado por el padre Luis Coloma a finales del siglo XIX...ni más ni menos que el ratoncito Pérez. Quería añadir alguna enseñanza a la vez que contaba una historia,que los peques al terminar de leer se quedaran con la idea de lo importante que es lavarse los dientes desde chiquititos.
Me lo pasé genial, fue increíble ver sus caritas mientras les leía. Muchísimas gracias por dejarme compartir con vosotros un momento tan especial. 
 
Os dejo aquí el cuento, un homenaje al jerezano Luis Coloma, por si os es de utilidad.:
 
 

 

 

 

PEDRITO Y LA VERDADERA HISTORIA DEL RATONCITO PÉREZ.

Hacia muchísimo frio esa mañana. La mamá de Pedrito ya había preparado el desayuno.

“Pedrito, venga por favor, levántate ya, ¡vas a llegar tarde al colegio!

“No quiero ir al cole, mamá. Hace mucho frio y en la cama se está muy calentito

Pedrito tenía ya 6 años. Le encantaba jugar con sus amigos en el parque, buscar bichos raros debajo de las piedras cuando iba de exploración con el abuelo, era muy buen portero y el primero en acabarse siempre el helado de chocolate. Lo que más trabajo le costaba a Pedrito era madrugar para ir al cole y lavarse los dientes.

La hermana mayor de Pedrito, se llamaba Lucía. Era solo un año mayor que él. A Lucía también le costaba levantarse de la cama para ir al cole, pero lo hacía sin protestar. Siempre terminaba de desayunar antes que su hermano y subía corriendo al cuarto de baño a ponerse un poquito de colonia y lavarse los dientes. Le encantaba su cepillo de princesas y la pasta de dientes... ¡tenía sabor a mermelada de fresa! Lucía sabía de sobra que no podía comérsela pero le encantaba el gustito que se le quedaba en la boca después de aclararse bien con agua fresquita.

 

“Ya he terminado de desayunar mamá- dijo Pedrito.

“Corre a lavarte los dientes y vámonos- dijo su madre.

“Da igual mami, ya me los limpiaré luego- respondió Pedrito.

La mamá de Pedrito refunfuñó y dijo “Ya verás cuando venga el ratoncito Pérez, ¡no te va a dejar nada!

“Eso no es verdad, mami. Mis amigos en el cole dicen que el ratoncito Pérez siempre te deja regalos, aunque los dientes sean feos. Así que a mí también me traerá regalos cuando este diente se me caiga- dijo a su madre mientras movía uno de los colmillos de arriba con la punta de la lengua.

“Ya veremos listillo, ya veremos- dijo su hermana Lucía.

A Lucía se le habían caído ya un par de  dientes. El último hacía unas pocas semanas. En esa ocasión, el ratoncito fue muy generoso con ella. Debajo de la almohada, se encontró un billete de 5 euros y un precioso cuaderno para colorear. Lucía cuidaba muy bien sus dientes, por eso el ratoncito siempre le dejaba muy buenos regalos.

“Recordad que a la salida tenéis que volveros con la mamá de Ricardo, ¿vale? Portaos bien y no vayáis haciendo el loco por la calle, ¡por favor! dijo su madre desde la ventanilla del coche.

“No te preocupes, mami dijeron los dos al mismo tiempo.

De camino a clase, su hermana le contó algo sobre la historia del Ratoncito Pérez.

“Vive en una casa preciosa con su familia. Su mujer y sus tres hijas. Se encarga de recoger los dientes de leche que se les caen a todos los niños del mundo. No quiere dientes sucios o picados, solo los blanquitos- explicó Lucia.

“¿Y para que quiere tantos dientes el ratoncito Pérez?- preguntó Pedro muy intrigado.

“No lo sé, hermanito. A lo mejor los colecciona- dijo Lucía con una sonrisa. Le dio un beso a su hermano y se metió en clase.

“Debe tener millones y millones de dientes. ¿Dónde los guarda? Dijo en voz bajita mientras se dirigía a su clase.

Pedro, se quedó muy pensativo. No sabía que el ratoncito Pérez tuviera familia, ni que viviera en una casita preciosa.

Ricardo; ¿Tu sabes dónde guarda el ratoncito Pérez todos los dientes que recoge? Preguntó Pedro al sentarse junto a su compañero.

¡No tengo ni idea, Pedro! ¿A qué viene esa pregunta?- contesto Ricardo medio dormido.

El día de cole transcurrió de lo más normal.

-“Riiing- sonó la campana.  Llegó la hora de volver a casa.

Lucía iba charlando delante con la mamá de Ricardo. Pedrito y su amigo caminaban un paso por detrás comentando lo bien que habían jugado al fútbol en el recreo.

“Si, lo mejor fue cuando Hugo, chutó el balón y yo desde mi portería vi perfectamente hacia donde se dirigía, hice así y!

¡Puumm!

Pedro se había chocado contra una farola Estaba narrando con tanto entusiasmo la jugada que no la vio y se dio de morros contra ella.

“Uyyy, que daño!- exclamó Pedro.

“Ja, ja, ja…”- se reía su amigo Ricardo.

“¿Qué pasa?- Preguntó la mamá de Ricardo parándose y volviéndose hacia atrás.

“¿Te has hecho daño, Pedrito? Déjame ver.- La madre de Ricardo estaba examinándole de arriba abajo, cuando de repente Pedrito escupió algo en su mano.

¡Anda, es un diente!- dijo Pedro sorprendido.

“Te has pegado un buen tortazo, Pedro. Perdona por reírme-  se disculpó Ricardo.

“Mira el lado bueno, esta noche el ratoncito Pérez te traerá un regalito- dijo la mamá de Ricardo para intentar consolarle.

“No creo que al ratoncito Pérez le gusten los dientes de mi hermano- dijo Lucía.

“Ya verás como sí. ¡Estoy seguro de que me va a dejar un regalo superchulo!- dijo Pedrito recuperándose del golpe.

 

Esa noche no hubo discusiones a la hora de irse a la cama. Pedro, subió a su cuarto sin protestar. Su mamá le había dado una cajita preciosa para meter el diente y Pedro la puso debajo de la almohada un poco preocupado por su tamaño.

“Estoy seguro de que  el ratoncito puede con esta caja. No se cómo hace para traer regalos tan grandes, con lo chiquitito que es él. Tiene que tener una fuerza increíble.- todos estos pensamientos se mezclaban en la cabeza de Pedro, que ya se había acostado y tapado hasta los ojos esperando no dormirse para ver al ratoncito Pérez y preguntarle un montón de cosas.

De repente escuchó una vocecilla al oído:

“¿Hola Pedro, como estas?   

Pedro pegó un respingo y se quedó sentado en la cama. La luz de la luna iluminaba bastante bien su habitación. Al mirar a su alrededor no pudo ver a nadie. Pero al fijarse con más detenimiento, descubrió en su almohada un bichejo no más grande que un pulgar.

“No puede ser, no puede ser…”- dijo Pedro frotándose los ojos.

¡Eres el ratoncito Pérez! ¿Eres de verdad o estoy soñando?- Pedro no acababa de creerse lo que tenía ante él.

Apoyado sobre su almohada, mirándole fijamente, se encontraba un ratoncillo muy elegante, con sombrero y traje. Unas minúsculas gafas descansaban sobre su diminuta nariz llena de bigotes. El saco rojo que llevaba colgado del hombro, llamó la atención del niño.

“Señor Pérez, si no te importa, renacuajo- contestó el ratón un poco enfadado.

“Encantado- dijo Pedro casi sin pestañear.

“Verás, no me gusta nada lo que he visto en esa caja. Por eso, no voy a dejarte ningún regalo. No pienso llevarme ese diente sucio y mal cuidado, no me serviría de nada. Sin embargo, y como algo absolutamente excepcional, he decidido darte otra oportunidad. Llevo muchos años llevándome los dientes de tu familia y nunca, nunca jamás he tenido ningún problema. Tus abuelos, tus padres, tu hermana Lucíatodos han cuidado sus dientes muy bien durante toda su vida. Me pregunto, ¿qué es lo que hace que a ti te de igual lavarte los dientes? “.

“Eeeh,yooo…” tartamudeó Pedro.

“No, no, jovencito, no me valen excusas. Te mostraré algo  que nunca jamás ha visto ningún humano y que nadie nunca volverá a ver después de ti. Te he elegido para que cuentes a tus amigos que al ratoncito Pérez no le vale cualquier diente.- afirmó el ratón.

El señor Pérez metió la mano en el saco rojo que colgaba de su hombro y esparció una especie de polvos mágicos por encima del niño. De repente, Pedro, empezó a verlo todo enorme y observó que el ratoncito se estaba volviendo casi tan grande como él. Se dio cuenta de que esos polvos mágicos le habían transformado en un niño del tamaño de un ratón.

“¿Que me has hecho?- preguntó Pedro asustado.

“Necesitas ser pequeño para poder entrar y conocer donde vivo. Cuando hayas entendido todo, te devolveré a tu tamaño normal.- explicó el ratoncito.

“¿Así que, es así como transportas los regalos, verdad? Los haces diminutos para que te entren en el saco y cuando ya están debajo de la correspondiente almohada, los haces grandes otra vez, ¿no?

¡Chico listo! Veo que no voy a tener que explicarte mucho.  Venga, sígueme- respondió el ratoncito.

Con una enorme destreza el señor Pérez se deslizó por las sábanas hasta el suelo; atravesó la habitación a la velocidad del rayo hasta un pequeño agujero en la pared. Pedro corría detrás de él intentando no perderle.

Cuando se dio cuenta, se encontraba sentado encima de una preciosa paloma blanca a la que el ratoncito había puesto una silla de montar.

¡Vamos a casa!- ordenó el ratón.

Era muy bonito ver los tejados de la ciudad desde arriba. Pedro pudo distinguir la casa de su amigo Ricardo, el parque con los columpios vacíos y el enorme edificio del colegio. Todo se iba quedando atrás. De repente, notó que descendían.

La paloma aterrizó delante de un viejo árbol en medio del bosque. Había recorrido ese lugar mil veces con su abuelo, pero nunca se fijó en aquel árbol tan misterioso.

De un brinco el ratoncito puso sus patitas en tierra. Pedro le siguió.

Es por aquí dijo el ratón indicando un hueco entre las raíces del árbol.

Sin dudarlo, Pedro acompañó al señor Pérez al interior.

Una vez dentro, el niño pudo comprobar que todo lo que le había contado su hermana, era cierto.

El hueco del árbol era la entrada a la casa del ratoncito Pérez. Se encontraban en lo que parecía ser el recibidor. El ratón sacó una minúscula llave del bolsillo y abrió la puerta.

“Ohhhh- dijo Pedro maravillado.

Todo estaba impecable. No faltaba de nada: fotos de familia colgados en la pared, chimenea, un sofá enorme con forma de diente, había incluso una televisión donde veían Tele-ratón. Las hijas del Señor Pérez salieron a recibir a su padre pero al ver a Pedro se asustaron un poco.

“No temáis, hijas. Es mi invitado y espero que amigo a partir de ahora- explicó el ratoncito.

A Pedro le gustó que el ratón le presentara como amigo suyo.

La señora Pérez sirvió una deliciosa tarta de queso con chocolate calentito. Todos se sentaron a la mesa a contarle a Pedro como era la vida de un ratón mágico que recoge dientes por las noches. Descubrió que las casas de los ratones son fuertes y robustas por que utilizan los dientes de los niños en vez de ladrillos. Por eso, solo les sirven los dientes limpitos y cuidados y a cambio del diente que se llevan, como muestra de agradecimiento dejan un regalito debajo de la almohada para que el niño esté contento y siga cuidando su boca igual de bien sin olvidar que los que dejan dientes sucios o picados no reciben ningún regalo.

Pedro lo entendió todo. Se comió entero el trozo de tarta y se despidió de la familia del ratón Pérez. Prometió contarle a sus amigos la importancia de cuidarse los dientes desde chiquitito.

Al despedirse, el señor Pérez le dio un beso en la mejilla. Pedro cerró los ojos y cuando los volvió a  abrir se encontró tumbado en la cama recibiendo el beso de buenos días de su madre, como si nada hubiera pasado.

“¿Dónde estoy? ¿Qué haces aquí mamá? preguntó Pedro desorientado.

“Como que ¿qué hago aquí? Vivo aquí, ¿recuerdas? Seguro que estabas soñando, cariño. Debió de ser un buen sueño porque estabas sonriendo.- dijo su madre mientras abría las ventanas del cuarto de Pedro.

“Fue un sueño genial, increíble pensó Pedro y dando un enorme salto de la cama. Se vistió y bajó a desayunar sin protestar.

“¿Que te ha traído el ratoncito Pérez Pedro? preguntó su hermana sabiendo que no le habían dejado nada.

“El mejor de los regalos, hermanita, el mejor de los regalos-dijo Pedro sonriendo pensando en la enorme aventura de la noche anterior. No sabía si había sido un sueño o había sido real;

     

 

Pero desde ese día Pedrito cuida muchísimo sus dientes, cepillándolos después de cada comida. Nunca más vio al ratoncito Pérez pero cada vez que se le cae un diente no le falta un buen regalito debajo de la almohada.

Y colorín, colorado, este cuentose ha acabado.

FIN

 

 

 

 

viernes, 18 de marzo de 2016

LUCÍA Y EL ESPEJO MÁGICO


DISFRUTO ESCRIBIENDO CUENTOS. ME ENCANTA QUE LA GENTE SE ACUERDE DE MI Y ME PIDAN UN POQUITO DE AYUDA CUANDO EN EL COLE PONEN ALGUNA TAREA RELACIONADA CON ELLOS.
ESTE QUE OS TRAIGO HOY SE LO ESCRIBÍ A LUCIA CON MUCHISIMO CARIÑO. SEGURO QUE ELLA LUEGO LE DA SU TOQUE PERSONAL Y LO ILUSTRA CON SUS DIBUJOS. ESPERO QUE LA "SEÑO" TE PONGA BUENA NOTA.

DICE ASI....



 

LUCIA Y EL ESPEJO MÁGICO.


LUCÍA IBA ENFURRUÑADA EN EL ASIENTO TRASERO DEL COCHE. NO LE HACÍA NNGUNA GRACIA IR A VIVIR A UNA CASA NUEVA  PERO LO QUE NO SOPORTABA EN ABSOLUTO ERA CAMBIAR DE COLE Y DEJAR A SUS AMIGAS. 


¡QUE ROLLO!- PENSABA MIENTRAS SUS PADRES Y SU HERMANA JULIA DESCARGABAN LAS MALETAS, “¡ESTA CASA ES HORRIBLE, MAMÁ! “

“VENGA CARIÑO, YA VERÁS COMO DENTRO DE NADA  HACES NUEVAS AMIGUITAS EN TU COLE NUEVO- LE DECÍA  SU MAMÁ PARA ANIMARLA UN POCO.

“¿POR QUÉ NO VAS A INVESTIGAR Y ASÍ CONOCES LA CASA? ¡VENGA CORRE, SUBE A ELEGIR HABITACIÓN..!!

LUCÍA SALIÓ CORRIENDO; LA IDEA DE ELEGIR HABITACIÓN LE HABIA ENCANTADO. ATRAVESÓ COMO UN RAYO LA PUERTA QUE YA ESTABA ABIERTA Y FUE RECORRIENDO UNA POR UNA TODAS LAS HABITACIONES. SUBIÓ HASTA EL DESVÁN. ALLÍ TIRADO EN UNA ESQUINA HABÍA UN VIEJO ESPEJO.
 
 
LUCÍA SE SINTIÓ ATRAÍDA POR ÉL Y SE ACERCÓ. BRILLABA COMO SI ESTUVIERA RECUBIERTO DE PURPURINA... INTENTÓ LIMPIAR LA SUPERFICIE PARA VER MEJOR SU REFLEJO. EL POLVO LE HIZO ESTORNUDAR. ¡AAATCHISS!

 

 

CUANDO LA NIÑA ABRIÓ LOS OJOS SE ENCONTRÓ EN MEDIO DE UN BOSQUE LLENO DE ÁRBOLES DE COLORES, MILLONES DE FLORES UN RÍO DE AGUA CRISTALINA Y CIENTOS DE HADAS.
 
 

 LUCÍA NO PODÍA CREER LO QUE ESTABA VIENDO. POR UN MOMENTO SINTIÓ MIEDO. NO COMPRENDÍA COMO HABIA LLEGADO HASTA ALLI.

“ESTARÉ SOÑANDO- DIJO EN VOZ ALTA.

DE REPENTE, UN GRUPO DE HADAS QUE PASABAN CERCA DE ELLA SE PARARON A REVOLOTEAR ALREDEDOR DE LA PEQUEÑA.
 
 
 

¡HOLA; BIENVENIDA AL PAÍS DE LAS HADAS! QUE SUERTE QUE HAYAS ENCONTRADO EL ESPEJO. ME LLAMO AYLA  Y ESTAS SON MIS AMIGAS: NUBE Y LILI.

 

“HOLA DIJO LUCÍA TIMIDAMENTE.

 

 

 


“NO TENGAS MIEDO. SI ENCONTRASTE EL ESPEJO ES POR QUE ERES UNA NIÑA ESPECIAL, DE CORAZÓN BUENO Y GENEROSO. POR ESO PUEDES VERNOS Y POR ESO PUEDES VOLVER CADA VEZ QUE QUIERAS. SOLO TIENES QUE FROTAR ESTA LLAVE, CERRAR LOS OJOS Y ESTARÁS AQUÍ CON NOSOTRAS CUANDO LOS ABRAS

 
AYLA SE QUITÓ UNA LLAVE QUE LLEVABA COLGADA DEL CUELLO Y SE LA DIO A LUCÍA QUE TODAVÍA NO SE PODÍA CREER LO QUE LE ESTABA PASANDO. LUCIA SE LA GUARDÓ EN UN BOLSILLO DEL PANTALÓN QUE TENIA CREMALLERA; NO QUERIA PERDER ESA LLAVE POR NADA DEL MUNDO.

 “VENGA, VAMOS A ENSEÑARTE NUESTRO REINO. TE PRESENTAREMOS A LOS DEMÁS. YA VERÁS, ¡NOS LO VAMOS A PASAR GENIAL!. HACÍA MUCHO, MUCHO TIEMPO QUE NADIE ENCONTRABA EL ESPEJO MÁGICO- DIJO AYLA.

LUCÍA ESTUVO MUY OCUPADA CONOCIENDO A LAS DEMÁS HADAS, COMIENDO DULCES Y BEBIENDO NÉCTAR. DE REPENTE SE RECORDÓ  QUE TENÍA COSAS QUE HACER EN CASA. HABIA UN MONTÓN DE CAJAS DE JUGUETES Y CUENTOS POR COLOCAR.

“TENGO QUE IRME CHICAS. ME LO HE PASADO MUY BIEN. GRACIAS POR TODO. PERO AHORA HE DE VOLVER A CASA. ME PODEIS DECIR COMO LO HAGO??

“CIERRA LOS OJOS, FROTA LA LLAVE Y DESEA VOLVER A CASA. HAZ LO MISMO DELANTE DEL ESPEJO CUANDO QUIERAS JUGAR OTRO RATITO CON NOSOTRAS. EL ESPEJO TE TRAERÁ AQUÍ DE NUEVO

¡JUGAMOS AL ESCONDITE 1 “- PROPUSO NUBE.

“VALEEE Y TODAS LAS HADAS SALIERON VOLANDO

LUCIA CERRÓ LOS OJOS Y DESEÓ CON TODAS SUS GANAS VOLVER A CASA.
CUANDO ABRIÓ LOS OJOS ESTABA EN EL DESVÁN. BAJÓ LAS ESCALERAS TAN RÁPIDO COMO PUDO Y LE DIO UN ABRAZO TAN FUERTE A SU MADRE QUE CASI LA HACE CAER.

“BUENOOO Y ESTO..??- PREGUNTÓ SU MAMÁ SORPRENDIDA.

 



“MAMI, ME ENCANTA ESTA CASA. ESTOY DESEANDO CONOCER MI COLE NUEVO. ¿PUEDO LLAMAR A MI AMIGA PATRICIA PARA CONTARLE COMO ES ESTO. ? A LO MEJOR PUEDE VENIR ALGÚN DIA Y SE QUEDA A DORMIR Y LE PRESENTO A MIS NUEVAS AMIGAS, ¿A QUE , MAMI??

“CLARO QUE SÍ MI VIDA, LLÁMALA Y DILE QUE VENGA CUANDO QUIERA. ¿POR CIERTO TESORO; ¿YA HAS ELEGIDO HABITACIÓN?

“SI MAMÁ. ¡ME QUEDO CON EL DESVÁN!
 
Y COLORIN COLORADOESTE CUENTO SE HA ACABADO.